¿Y ahora que las luces se han apagado, qué?
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Las celebraciones ya han terminado, las luces se han apagado, los villancicos han dejado de sonar… Ahora toca recoger los adornos navideños y hacer un verdadero acto de contrición por los excesos que nos hemos permitido un año más.
La vuelta a la rutina y las responsabilidades nos harán colocarnos pronto en el lugar correspondiente. Y tal vez sientas un poco de añoranza o al contrario, alivio, porque esos días de bullicio, de alegría, de encuentros familiares y de amigos, de celebraciones y regalos, han finalizado.
Cabe la posibilidad que tras todo este desbarajuste tú también te estés preguntando:
¿Y ahora que las luces se han apagado, qué? ¿Qué hago ahora? ¿Hacia dónde dirigirme?
¿Seré capaz de mantener encendida la llama de luz y de vida dentro de mi? Porque ese era el mensaje de esta pasada celebración, ¿no? Que teníamos la oportunidad de dejar nacer un año más la LUZ en nosotros.
¿O tal vez voy a esperar a que alguien llegue y me dé su luz para que alumbre mi vida, y de paso me diga hacia dónde debo ir?
A veces resulta más sencillo dejarse llevar por el mundo de afuera y que dirijan tu vida en vez de ser tú mismo quién marques la ruta a seguir aunque esta se salga del camino establecido.
Y es que hay una gran diferencia entre las personas que se dirigen desde adentro, ellas mismas, con su poder personal, el cual reconocen y ponen en funcionamiento; y las que se dejan dirigir desde afuera por otros, cediéndoles su poder personal.
Las primeras saben lo que quieren, no se dejan influir por otros y trabajan desde dentro en ellas mismas para lograr sus objetivos y seguir lo que les dice la voz de su alma; le prestan atención y se guían por su intuición. Y además saben que la solución a cualquier problema no viene de afuera sino de su interior. Diríamos que son esas personas con los pies bien plantados en el suelo.
Serían las típicas personas inmaduras e infantiles que se decepcionan continuamente, con tendencia a deprimirse y que basan su fe en todo lo que provenga del afuera.
Estés en el grupo que estés. todavía es el momento idóneo para replantearte cuál es tu VERDAD más auténtica, qué es lo que te está gritando tu Alma para llevarlo a cabo. Qué es aquello que resuena contigo, te hace vibrar y te eleva de algún modo, encendiendo tu LUZ interna.
Escuchar la voz de tu Alma solo se puede hacer desde dentro, desde el silencio, desde el no hacer, desde el caer a la tierra como una semilla y quedar ahí a la espera de lo que sucederá.
Ir hacia adentro, hacia la cueva, a descansar, a hibernar como hacen algunos animales, sin distracciones externas. Hacer el silencio para escuchar tu voz interior que habla susurrándote.
Sí,
se han apagado las luces de fuera,
pero ahora
yo voy a cuidar mi luz interior,
la voy a alimentar
y voy a saber esperar
el momento ideal
para salir y brillar.
✨✨✨
Que tu luz interna
guíe este año tu camino
✨✨✨
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