La paz interior, nuestra mejor medicina


"No existen las enfermedades sino los enfermos 
(Hipócrates) 



( Pulsa👉 aquí  y escucha el artículo en formato de audio 🔈) 


Es fundamental lograr la paz interna y desarrollar el conocimiento de uno mismo para generar beneficios en nosotros mismos y para toda la humanidad.

Hoy en día estamos enfermos, y no sólo debido a la influencia de los virus y bacterias que nos rodean. Nuestra forma de vida está enferma. 

Como dice un principio hermético: "Como es arriba es abajo" Lo que se ve afuera es un reflejo de lo que hay adentro. El mundo es un espejo de nuestro interior, de nuestra locura generalizada, de nuestro ir y venir, del desasosiego continuo, del estrés incrustado ya en cada célula, y que hace estragos en nuestra salud.

Retornemos urgentemente a buscar la paz interior que tanta falta nos hace. El ser humano se ha perdido..., y hace falta que vuelva a reconectarse con su esencia divina. 

¡Regresemos a la armonía de nuestro cuerpo y de nuestra mente con nuestro espíritu!

El Doctor Edward Bach, allá por el año 1930, decía en su libro Cúrese usted mismo que "la enfermedad es, en esencia, el resultado de un conflicto entre el Alma y la Mente, y no se erradicará más que con un esfuerzo espiritual y mental".

Hoy te pido que hagas un esfuerzo y te regales cinco o diez minutos para practicar alguna sencilla técnica de relajación que, como consecuencia, se traducirá en paz y armonía para tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. 

Párate un momento, deja lo que estés haciendo y respira con plena consciencia. Siente cómo entra y sale el aire en tu cuerpo a través de tu nariz.

Tu respiración es un ancla que te sujeta al aquí y ahora, al momento presente. Por unos breves instantes si te enfocas en tu respiración y en tu cuerpo, tu mente dejará de gobernar tu vida y experimentarás una mínima calma que te devolverá al paraíso perdido...

Con tanto estrés acumulado, con tanta acción, tu cuerpo precisa equilibrio diario. 
Por tanto, detén ahora mismo el parloteo de tu mente. Respira lento y profundo..., y escucha a tu cuerpo, ese compañero de viaje que continuamente te está envía mensajes que rechazas e ignoras para no detenerte y mirar dentro tuyo. Puede que descubras un dolor o un malestar. Localízalo, siéntelo, acéptalo, está ahí para mostrarte algo. Y sigue respirando, aceptando, permitiendo y aflojando, destensando... Y libera con cada exhalación. Suelta el control, deja ir cuando sueltes el aire..., y empieza a disfrutar de la paz que se va creando en este precioso instante cada vez que ingresa aire en tu cuerpo.  

Y respira..., respira de forma consciente.... Sí, así, continúa respirando. Simplemente eso, inhala..., y exhala... 

En eso consiste todo. Esto es lo único que tenemos que hacer. Respirar lenta y fluidamente... 

Que la paz y la armonía estén contigo. 

Namasté.


Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Entradas populares de este blog

Tu respiración, tu vida

La Madre. Al servicio de la vida.