La Madre. Al servicio de la vida.
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"¿Dónde empieza nuestro éxito? Empieza con nuestra madre.
¿Cómo llega a nosotros el éxito? ¿Cómo puede venir?
Llega cuando nuestra madre puede venir a nosotros, y cuando nosotros la honramos como tal."
Bert Hellinger
Todos somos hijos. Por eso, todos deberíamos honrar a nuestra madre.
La figura de la madre pone de manifiesto lo que representa estar al servicio de la vida.
Y ante esta disposición de servir a que la vida fluya sin poner obstáculo alguno para que se lleve a cabo, no tiene lugar el juicio ni la condena, sino la honra ante esa importante mujer.
Reconocer su grandeza por haberse prestado a que la vida se siguiese abriendo paso. Como un rio que fluye sin cesar, desde su origen en lo alto de la montaña hasta llegar al mar.
En su papel de madre ella es perfecta porque se prestó a dar vida con su total disposición.
Y para enaltecer esta vida que viene a través de la madre hay que honrar primero a la mujer; y la VIDA y el ÉXITO (con mayúsculas), con su mayor esplendor, abundancia y beneficio, se te dará como consecuencia de ese acto.
Ahora que ya no somos niños, hemos crecido y tenemos mayor conocimiento, podremos comprender que si algo no nos dio ella fue, probablemente, porque no lo tenía.
No se puede dar lo que no se posee.
Si uno está lleno de amor verterá de lo que rebosa al mundo; pero si carece de él, esparcirá justo, lo poco que tenga.
En este momento, te invito a centrarte en lo que sí te dio tu madre; lo más importante: ¡la vida!
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Y te voy a pedir ahora que cierres por unos instantes tus ojos y te imagines frente a ella.
La ves muy grande, delante de ti y tú, en cambio, eres pequeño ante ella.
Nada hay que recriminarle, nada de lo que quejarte.
Fuera el enfado, el rencor y el victimismo. Es un momento para mostrar agradecimiento y respeto a la persona que te brindó el mayor regalo que jamás podrás devolverle: la VIDA.
Ponte en paz con tu madre. Ponte en paz, por tanto, con la vida.
Deja de pelear y de resistirte. Fluye como lo hace el río hacia abajo, sin pretender darse la vuelta en contra de la corriente.
Mira hacia adelante, hacia el mar que es tu destino. Agradece y honra al río del que procedes y continúa, con su fuerza detrás de ti, tu camino hacia la vida.
Visualiza el rostro o la figura de tu madre y haz una pequeña reverencia ante esa gran mujer que se puso al servicio de la vida sin vacilar ni un ápice cuando tuvo que elegir si tenerte o no.
Regálale hoy desde tu corazón agradecido un: “Gracias mamá. Te honro”. 🙏💖
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