Las emociones del otoño

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Con la llegada del otoño habrás observado cómo la luz ha ido cediendo terreno paulatinamente a la oscuridad de un invierno que está aún por llegar. 

La emoción que te acompañará a lo largo de esta estación va a ser la melancolía, que aparece en nuestra vida cuando echamos de menos algo que antes teníamos o a alguna persona en particular que ya no está con nosotros.

Este tiempo que nos toca vivir nos mueve hacia la reflexión, a no quedarnos en la superficie de las cosas, sino a profundizar y a aceptar que cierta situación o modo de vida está caducado, que se ha marchitado; y que por el momento, llegó a su fin. 

Es normal sentir añoranza por la ausencia de luz y energía que el sol nos aportó durante el verano. Pasar de la vida al aire libre, en contacto con otras gentes, a sentir de repente todas las ausencias y vacíos, hace que nos encontremos de pronto con la soledad.  

En esta época del año la propia naturaleza nos acompaña a sumergirnos en una melancolía que puede resultar sana y reparadora. 

Es tiempo de aceptar, al ver las hojas del árbol caer y cómo va quedándose desnudo, lo que ahora no forma parte de mi. 

Sumirme en la melancolía e incluso en una tristeza ocasional hace que me de cuenta y procese lo que yo también voy perdiendo. 

El otoño es un momento idóneo para dejarme sentir una tristeza y melancolía profunda sin culpabilizarme por ello. Sin hacer caso de lo que este mundo que va a la deriva me induce a creer: en una felicidad eterna, vana y superflua, de luces artificiales y medias sonrisas forzadas en personajes clonados detrás de un mismo antifaz.

Aprender a desenvolvernos con maestría en este universo dual en el que vivimos, llegando a alcanzar el equilibrio entre alegría y tristeza sin que prevalezca una por encima de la otra. 

Tal y como hay momentos y días de sol, también hay momentos y días de lluvia. Así nos lo enseña la naturaleza. 

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Y precisamente el otoño es la ocasión propicia para que se produzca la lluvia. Así que, si en este período de introspección en el que te recoges hacia dentro y se mueven sentimientos profundos hacen su aparición las lágrimas déjalas fluir.

Llorar sana y da vida, al igual que la lluvia beneficia a la tierra seca. Las lágrimas y el llanto nos ablandan. No temas que esta emoción se cruce estos días en tu camino pues te ayudará a limpiar ojos, alma y corazón. 

Es tiempo de soltar ahora lo que creíamos ser y ya no somos. Ya está bien de retener una imagen del pasado que no se corresponde con el presente. Soltar lo que quedó caduco en nuestra vida, lo que no encaja, puesto que hemos cambiado. Y tal y como hace el viento sobre las hojas del árbol para desprenderlas del todo hay ocasiones en que a nosotros nos tiene que pasar lo mismo. Si no estamos dispuestos a soltar se nos zarandeará para provocar el desprendimiento. 

Suelta lo que llevas  dentro de ese puño apretado porque es probable que después de tanto tiempo lo que había dentro de él se encuentre podrido.

Suelta a través de tus lágrimas tus emociones. 

Suelta con tu respiración, al exhalar, lenta y completamente todo el aire que hay dentro de tus pulmones. 

Deja salir un suspiro, también una queja... Por qué no. Es liberador. Pruébalo. 

Suelta tu cuerpo ligeramente hacia abajo, déjate caer un poco sin pretender estar siempre hacia arriba. 

Suelta la tensión de todos tus músculos. 

Afloja y libera, una tras otra, todas tus hojas secas. 

Te animo a que vivas de un modo especial tu propio otoño. Haz un alto en el camino, cambia el ritmo que has llevado hasta ahora y retírate en soledad.  

Que el miedo a sentir estas emociones propias del otoño no te impida mirarte por dentro. 

Y si las lágrimas apareciesen, al igual que la lluvia, déjalas que realicen su labor de limpiar y arrastrar los residuos contenidos en tu cuerpo y en tu mente, y le devuelvan el hermoso resplandor a tu rostro.  

Que la luz y el amor guíen siempre tu camino 💖